VISITA A LOS CEMENTERIOS EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS.
Es costumbre tradicional, al menos en España, preparar antes el aseo y ornato de las tumbas o de los nichos y llevar flores el Día de Todos los Santos. Un homenaje a nuestros difuntos, precisamente el Día de Todos los Santos. ¿Por qué ese día y no el siguiente, dedicado especialmente a los difuntos?
Los romanos, antes de Cristo y después de él, dedicaban un día de fiesta al año, para que el pueblo pudiera honrar a sus dioses; ya que los romanos tenían multitud de ellos. Había muchos inmigrantes de países muy diversos y cada grupo había traído el suyo.
En ese día, iban al Panteón (del griego pan = todo y theós = dios ), templo dedicado a todos los dioses y cada uno ofrecía flores o frutos al dios que adoraba. Los cristianos aprovecharon esa festividad para llevar flores y orar ante las tumbas de los mártires y las de sus antepasados, que habían fallecido conservando la fe.
Esto se hizo, desde entonces, costumbre en Roma. Hacia el año 300 se practicaba en todo el Oriente cristiano; en el 800, en toda Francia, y ya se hizo común en toda la Cristiandad latina u occidental.
En un principio, los cristianos celebraban el día aniversario del martirio de uno de sus fieles con unas ofrendas y una misa en el lugar donde estaba enterrado. Pero, con la gran masacre de la persecución del emperador Diocleciano eso resultó imposible. Por ello se decidió dedicar un día al año para honrar a todos aquellos mártires cuyos nombres se ignoraban. Se tienen noticias de que en la Iglesia de Antioquía se conmemoraba esa dedicación el domingo antes de Pentecostés. Pero ya ocurría en otros lugares de la Cristiandad, como consta por un sermón de San Efrén el Sirio, en el 373. Probablemente, tras la libertad del culto cristiano del Edicto de Milán (313), esto se hizo general en las iglesias; ya que era un sentimiento muy profundo de gratitud para quienes habían derramado su sangre por la fe.
El Papa Bonifacio IV, hacia el 609/610, consagró el templo pagano del Panteón de Roma a la Madre de Dios y a todos los mártires. Gregorio III (731-741), al consagrar una capilla en la Basílica de San Pedro a todos los Santos, decidió que su aniversario fuese el 1 de noviembre. Más tarde, Gregorio IV (827 a 824) extendió su celebración, en esa misma fecha, para toda la Iglesia, Y, según el papa Urbano IV (1261-1264), para honrar a todos los santos, conocidos o desconocidos, mártires o no, que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico.
La Iglesia Ortodoxa lo celebra el primer domingo después de Pentecostés.
El sentido de este rito era, para los primeros cristianos y quienes lo fueron asumiendo a través del tiempo, no sólo honrar a todos los santos sin festividad propia en el calendario litúrgico, sino especialmente a los de su propia familia; a saber, todos aquellos antecesores suyos que habían mantenido su fe, pese a los avatares de la vida y que habían “muerto en el Señor”.
La conmemoración de los Fieles Difuntos, que se hace el día 2 de noviembre, no empezó hasta el año 998 y precisamente en los monasterios cistercienses de la Orden de Cluny; cuyos monjes lo extendieron a todas las poblaciones de su jurisdicción.
En el siglo XIV, Roma admitió esta celebración y se fue propagando por todo el mundo cristiano; mas el sentido tradicional, que proviene del siglo I, siguió conservándose y no fue sustituido por un día de luto, como es el de Difuntos.
Resumiendo: que con esas flores u ofrendas que hacemos en nuestro cementerio, tratamos de honrar especialmente a los santos de nuestra familia o de nuestro pueblo, cuyos restos yacen o han yacido en ese cementerio. Y por “santos” hay que entender el sentido que le da San Pablo: todos aquellos que constituyen la comunidad cristiana y que han muerto conservando la fe y sus mandamientos hasta el final (Rom. 1,7; 8,28; 16,2; I Cor. 1,2)
Por eso, no tiene relación alguna con la fiesta de Halloween (“All hallow’s Eve” o “Víspera de Todos los Santos” entre los anglosajones), la celebración pagana de Samhain, el 31 de octubre, que marcaba el final del año celta (lo que ahora neustro 31 de diciembre).
Tomás Montull Calvo.
lunes, 8 de febrero de 2010
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El dia de todos los Santos coincide con el dia en que empezó el diluvio; Genesis 5 nos habla del 17 del quinto mes, se empezaba a contar los meses a partir de Nisan (Marzo-Abril)
ResponderEliminarTomas Montull profesor de Historia de la filosofia moderna y contemporanea en Las Caldas de Besaya asisti a sus clases y me tuve empollar sus casi 2000 folios